COMO EN APENAS SEGUNDOS, CUANDO TE VI LA CARA, TE COMENCÉ A QUERER.

jueves, 12 de enero de 2012

Qué se siente?

- Has estado alguna vez enamorada?
+ Claro !
- Me explicas lo que se siente ?
+ Nunca lo has estado?
-No.
+ Pues supongo que es cuando , una tarde sin hablar con él no es una tarde. Cuando , te llama cielo , amor , cariño o simplemente un te quiero , notas que cada día lo quieres un poco más y que llegará un día que no podras quererle más y que llegará a ser lo más importante en tu vida. Cuando te coge te estira el brazo para que le cojas la mano y te dice ¿ Que te pasa? y tu le contestas luego hablamos ? y el te dice claro.. y cada uno se va por su lado tu pensando si eso a ocurrido de verdad y el pensando que la pasará? O simplemente te das cuenta cuando desde la otra punta puedes observar que te está mirando y tu le estas mirando a él y nisiquiera aparta la mirada te sonrie y tu le sonries a él.

Ser fuerte.

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura antirrobo ni en esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo. En asimilar el dolor y en digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, se consigue con el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo disimular.Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentro. Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo hace que duela. Pero a veces, bueno… a veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte, bajar la guardia y darte una tregua. Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos viernes que saben a domingo, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. A los que ya no están, y a los que están, pero lejos. Sin embargo, hay momentos que es lo mejor que puedes hacer: darte una tregua. Poner tu lista de reproducción favorita, tumbarte en la cama, y si hace falta llorar. Llorar todo lo que haga falta. Eso no nos hace menos fuertes; eso es lo que nos hace humanos.