COMO EN APENAS SEGUNDOS, CUANDO TE VI LA CARA, TE COMENCÉ A QUERER.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Hasta que te veas perfecta.

Tú, sí tú, esa de ahí. Te hablo a ti, mírame. Ponte el mejor vestido que tengas en el armario, los zapatos de tacón más altos, date crema en las piernas, que se note el brillo; píntate la raya, date el rimel, los labios color rojo, al igual que los zapatos, ponte un poco de colorete, ni excesivo ni una gotita que no se note; sombra sobre el párpado, no muy recargado, tan sólo un poco de color vainilla y, en lo más bajo, un ligero tono de rojo; pásate las planchas en el pelo, alísatelo a tope, o si quieres rízatelo; hazte un peinado que no te hayas hecho nunca, experimenta, que sea discreto pero a la vez informal, alborotado; échate laca, para que no se mueva aquella obra de arte; una chaqueta a conjunto, y un bolso en el que metas todas tus cosas.

Cuando estés más guapa que nunca, cuando te mires al espejo y no te reconozcas, te veas perfecta, sin nada más que retocar, cuando sepas andar perféctamente con esos taconazos, sal por la puerta y dirígete a la fiesta a la que te habían invitado. No ibas a ir porque estabas deprimida, ¿no? un chico, la causa de tus lágrimas. Pero, casualidad, de que ese mismo chico también está invitado a esa fiesta. Ve. Habla con unos, habla con otros. Tontea con cualquiera que te pille cerca delante de él, desfásate cuando te mire, mueve perfectamente las piernas cuando pases por su lado. Deja el aroma de tu colonia a su alrededor. Entonces, ¿sabes lo que va a pasar? él, al verte así, tan diferente, tan espectacular, al ver que todos quieren estar contigo, que no es él el único que está en tu vida, que alguien le puede quitar lo que un día le perteneció, vendrá a donde ti, y te susurrará al oído:
+ Hoy estás preciosa, déjame arreglar mis fallos, lo mal que te traté. Déjame amarte sin que te cambie por otra nunca más, déjame demostrarte que me importas. Al ver que esos chicos estaban al rededor tuyo, bailando y restregándose contigo, me daban ganas de partirle la cara por acercarse a lo que me pertenece.
Y tú, con voz firme contestarás:
- ¿Hoy? ¿Lo que te pertenece? ¿Me he perdido algo? Lo último que sé, es que tú me dejaste por esa chica, aquella de la esquina. Hoy, ella lleva el vestido más cutre de toda la fiesta, va mal maquillada, y lleva unos zapatos horribles. Su pelo parece quemado. Ahora la cambias a ella por mí, ¿no? Lástima que, en estos momentos, estoy buscando la felicidad, y tú no eres mi felicidad.

1 comentario: